Río Cuarto.- A veces me han preguntado: qué se siente ser una mujer que conduce un sindicato. En primer lugar, en ese tipo de pregunta subyacen varias cuestiones. Al menos uno podría problematizar lo que está instalado en el sentido común acerca de cuál “debe ser” el rol de la mujer y qué visión se tiene acerca de los sindicatos.
En ese sentido, mal que les pese a muchos, la mujer es mucho más que quien se ocupa de las tareas de un hogar y los sindicatos no son un estamento privilegiado que constituye parte de “la casta que obstaculiza el desarrollo de la libertad”. Las mujeres hemos tenido un rol protagónico en los procesos de lucha que ha llevado adelante nuestro pueblo, desde la gesta revolucionaria independentista hasta la actualidad.
Por supuesto que hemos tenido que dar la batalla específica en relación a la cuestión de género, y lo seguimos haciendo, pero siempre teniendo claro que es parte, como lo es la sindical, de una batalla general, estructural, que no es ni más, ni menos, que la lucha por una sociedad que supere el estado de cosas existente. No hay solución de género, ni gremial, y podríamos agregar varios etcéteras, sin solución política. No nos podemos dar el lujo de no tener claro esto. Hay que dar todas las disputas sectoriales necesarias y resolver todas las cuestiones que hacen a la inmediatez, pero articulandose y direccionándolas. ¿Acaso el programa la falda, huerta grande, por citar solo algunos ejemplos, no condensaban en su momento el Proyecto de País que proponía y por el que luchaba en su momento el movimiento obrero organizado?
En un momento donde se ataca brutalmente a los trabajadores, a los jubilados, a los sectores populares en general, donde se saquea a la patria y se hipoteca el futuro es urgente y necesario retomar ese legado.
En definitiva, como mujer, como madre, hija, hermana, como trabajadora que hoy tiene la responsabilidad de conducir un sindicato, como argentina patriota y con conciencia de clase interpelo a que seamos capaces de conmovernos ante cualquier injusticia cometida contra cualquiera, como así también a organizarnos para combatir contra ellas.
Por Jorgelina Fernandez
Secretaria Geeneral del Sindicato de Trabajadores Municipales